lunes, 14 de septiembre de 2009

5.2 FUENTES DE ENERGIA RENOVABLES

El consumo mundial de combustibles fósiles aumenta cada año. No obstante, el uso de energía en todo el mundo está cambiando lentamente: el uso de combustibles que emiten gran cantidad de dióxido de carbono está siendo sustituido por el de combustibles que emiten menos cantidad de este gas.
La madera fue la primera fuente de energía utilizada por el ser humano. Con la Revolución Industrial (a mediados del siglo XVIII), el carbón se convirtió en la fuente principal de energía. Hacia mediados del siglo XIX la utilización del petróleo superó a la del carbón para alimentar los motores de combustión interna, que después se emplearon en los coches. En el siglo XIX comenzó el uso generalizado del gas natural para calentar y alumbrar. La combustión de gas natural emite menos dióxido de carbono que el petróleo que, a su vez, emite menos que el carbón o la madera. Sin embargo, es posible que se produzca un cambio en esta tendencia conforme se agoten las reservas de petróleo. En la actualidad, están comenzando a utilizarse otros combustibles, como las arenas asfálticas. La obtención de petróleo a partir de las arenas asfálticas implica un proceso de extracción y refinado que emite dióxido de carbono. Además, la abundancia relativa de reservas de carbón en países como China y Estados Unidos podría provocar un nuevo ascenso del uso de carbón para generar electricidad. Tecnologías innovadoras para las plantas de energía alimentadas con carbón podrían ayudar a paliar los efectos nocivos.
Solo es posible conseguir una reducción sustancial de las emisiones de dióxido de carbono cambiando la procedencia de la energía, que ahora se obtiene a partir de los combustibles fósiles. Las centrales nucleares no emiten dióxido de carbono pero la energía nuclear genera polémica por motivos de precaución, seguridad, así como por el elevado coste de eliminación de los residuos nucleares. Las energías solar, eólica y la obtenida del hidrógeno tampoco emiten gases de efecto invernadero. Estas fuentes de energía pueden ser alternativas prácticas poco contaminantes frente al uso de los combustibles fósiles. Otras opciones son los combustibles obtenidos de las plantas como el biodiesel (obtenido del aceite vegetal nuevo y usado) y el bioetanol (un aditivo de la gasolina obtenido de las plantas). El uso de estos combustibles ayudaría a reducir las emisiones totales de dióxido de carbono por los coches. El coche eléctrico híbrido, que emplea un motor eléctrico combinado con uno de gasolina o diesel, emite menos dióxido de carbono que los coches convencionales.

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